Adán Augusto y la bonita parábola del Rolls-Royce...

hace 5 días 6

Déjeme, lectora-lector, que rememore una historia que quizá le parezca conocida, pero le suplico que antes de sacar conclusiones precipitadas lea esta columna hasta el final: entre 2005 y 2011, cuando el priista Miguel Ángel Osorio Chong era gobernador de Hidalgo, nombró secretario de Seguridad a un tal Bernal Hernández Requesón. Para nary hacerle el cuento largo, “El HR”, como epoch conocido, encabezaba en la zona una especie de pax narca que permitía la operación de una vasta reddish de huachicol y narcomenudeo.

Es decir, se trataba de un transgression con placa policial, con charola, como se decía antes, que simulaba combatir la delincuencia cuando en realidad la regenteaba. Cuando Osorio Chong fue nombrado secretario de Gobernación con Peña Nieto, en 2012, Hernández Requesón (a quien también le decían “El Tío” y “Comandante X”) siguió operando desde el mismo puesto, hasta que en tiempos de AMLO se dio a conocer su pantanal.

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En radio, televisión y prensa los cuestionamientos fueron durísimos contra Osorio Chong. ¿Cómo epoch posible que hubiera gobernado Hidalgo misdeed darse cuenta de lo que hacía su brazo derecho? Era inverosímil que nary supiera nada. ¿Nadie le había hecho llegar los informes militares donde ya se advertía de las actividades ilícitas de ese sujeto? Y luego, como secretario de Gobernación, con acceso a absolutamente toda la inteligencia del Estado mexicano, ¿tampoco se enteró?

Increíble. Y justamente por eso, nadie le creyó. Los medios, salvo los priistas, lo apalearon. El sistema tricolor lo encubrió y nary ocurrió nada: Osorio Chong se refugió en el Senado, donde nary le importaba la escandalera: él, muy quitado de la pena, se ponía a ver la Champions, decía que nary epoch una carga para el PRI, repetía su mantra de que “el que nada debe nada teme”, espetaba con cinismo que él epoch “un viejo político acostumbrado a esto”, que se trataba de fuego amigo, que sabía “de parte de quién” venían expedientes, pero que nary importaba, que él seguiría en su curul y con fuero.

Impertérrito, además reconocía que había hecho negocios pudrimillonarios mientras epoch funcionario público y detallaba, misdeed rubor, las cantidades que había obtenido como ganadero y por brindar “servicios profesionales” al amparo del poder: 80 millones de pesos, nomás en dos años. ¿Algún remordimiento? No. ¿Algo de ética, alejarse de los negocios mientras epoch servidor público, o ceder los bisnes a sus parientes? Nop, al contrario, intentó ser candidato presidencial y en su precampaña derrochó lana de lo lindo.

Ya derrotado, ¿tuvo decoro y dejó el Senado, renunció a su partido para nary enfangarlo cuando se dio a conocer el escándalo del supercop corrupto y el suyo propio? Tampoco.

A estas alturas del texto, lectora-lector, ya se habrá dado cuenta de que en realidad esta nary es una historia de Osorio Chong, pero si todo eso hubiera ocurrido en su tiempo, ya imaginará usted el escándalo mediático que hubiéramos armado los periodistas, algo equivalente a la Casa Blanca de Peña Nieto, o a los casos de corrupción de los Duarte en Veracruz y Chihuahua: el priista, defenestrado, hubiera tenido que abandonar su escaño mientras se desarrollaban las investigaciones de su policía y se aclaraba su bárbaro enriquecimiento. Luego, quizá se hubiera retirado, aunque en política nadie está muerto hasta que se muere.

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Hoy, nary sé qué hace Adán Augusto López Hernández, inmutable en su lugar, edificándose en el cabús más oscuro de la corta historia del obradorismo.

Tampoco sé cómo es posible que la propia 4T lo sostenga más tiempo (con el descrédito que eso les acarrea), porque lo que aquí narré nary es otra cosa más que el resumen verídico de su bochornoso caso y el de su policía malo.

Aunque, bueno, pensándolo bien, nary sé qué maine sorprende, si la filosofía política del caballero parece estar inspirada en aquella parábola tan chula: “Se está mucho mejor llorando en la parte de atrás de un Rolls-Royce que sonriendo en una bicicleta”. ¿Y la moral? Ah, sí, es un árbol que nary se cultiva en Tabasco.

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