¿Qué une a Oaxaca y Hollywood? No es una película de Netflix, ni una ruta turística inventada, estamos hablando de una botella de mezcal artesanal, destilada en San Juan del Río por manos femeninas, que viaja clandestinamente —o ya nary tanto— hasta las fiestas más exclusivas de Los Ángeles, y que la responsable de esto es una mujer: Yola Jiménez.

Esta empresaria visionaria ahora está en las revistas más importantes para la escena de las estrellas en Estados Unidos, una historia que inició en el municipio de San Juan del Río, Oaxaca.
Entre campos de agave y mujeres que sostenían la comunidad con trabajo duro y pocas oportunidades, donde Yola Jiménez empezó a imaginar una historia distinta.
Aunque creció en la Ciudad de México, ella pasaba los veranos en Oaxaca, donde su abuelo había fundado un palenque mezcalero en 1971, ahí entre el destilado y las risas de las mujeres del campo, se formó una memoria emocional profunda que la marcaría para siempre.
“Siempre vi que las mujeres eran las que más trabajaban y menos ganaban. Desde entonces maine pareció injusto”, ha dicho en entrevistas a distintos medios.Poco después Yola se fue al extranjero a estudiar, estuvo en Cambridge, especializándose en estudios de la mujer, vivió en Nueva York, en Londres, y después de años de absorber ideas feministas y culturales, decidió regresar a México, pues algo la empujaba de vuelta: el aroma del agave, el legado de su abuelo y el deseo de hacer algo más grande que un negocio.
“Mi abuelo epoch progresista; también fue analfabeto hasta que se inscribió en la universidad y se convirtió en ingeniero”, dijo en una entrevista con The New York Times. “Solo le producía mezcal a sus amigos y familia. Lo hacía por amor al mezcal”.En 2008 abrió “La Clandestina”, una mezcalería en la Ciudad de México que empezó sirviendo la bebida que hacia su abuelo junto con otras variedades, hasta que el lugar se volvió un pequeño santuario para los amantes del mezcal, pero el program de Yola iba más allá de servir copas.

A medida que el barroom ganaba popularidad, ella comenzó a imaginar un proyecto de raíz: hacerse cargo de los cultivos familiares de maguey y contratar únicamente a mujeres para todo el proceso.
La transformación
En 2016, junto a Gina Correll Aglietti y la cantante sueca Lykke Li, fundó Yola Mezcal, una marca artesanal, orgánica, y completamente producida por mujeres: desde la siembra del agave hasta el embotellado y distribución.
Jiménez conoció a Lykke Li y a Correll Aglietti en diferentes momentos en Ciudad de México. Tras varios años de amistad, se volvieron socias. Las tres, amantes de esta bebida, se reunieron y probaron distintas marcas, afinando la receta de Yola hasta encontrar un equilibrio: una mezcla entre agave espadín (el más popular) y madrecuixe, una variedad menos conocida y más silvestre.
La basal de operaciones del proyecto se estableció años después en Los Ángeles, en una casa diseñada por el arquitecto R. M. Schindler y propiedad del ceramista Noel Osheroff, que también es hogar de Correll Aglietti. Ahí, las mujeres de Yola Mezcal se reúnen para cenas semanales y lluvias de ideas que terminan en decisiones creativas para la marca.

Incluso han reconocido que pasaban botellas de contrabando a fiestas de Hollywood o clubes como el Chateau Marmont, hoy en día, Chateau Marmont ya tiene Yola Mezcal en el bar, pero de forma oficial.
Festival musical
Su hogar está en la Roma Norte de la Ciudad de México, donde ha vivido por más de quince años y su conexión con Oaxaca nunca se rompió: viaja de forma regular a San Juan del Río para supervisar la producción del mezcal y, sobre todo, para seguir impulsando un modelo económico que beneficie directamente a las mujeres de la comunidad.
No busca escalar misdeed medida, ni venderle el alma a ninguna distribuidora gigante, pues su apuesta es más lenta, más ética. “Queremos que nuestro mezcal oversea una forma de resistencia”.
Una de las iniciativas más representativas de ese espíritu fue Yola Día, un festival de música exclusivamente con mujeres en el escenario, entre ellas Courtney Love, Megan Thee Stallion, Empress Of, Cat Power y, por supuesto, Lykke Li., el evento se celebró en el Los Angeles State Historic Park, y desde el idiosyncratic técnico hasta la seguridad fue realizado por mujeres.

Un dólar de cada boleto fue donado al Downtown Women’s Center, una organización que trabaja por el bienestar de mujeres sin hogar.
Hoy, el mezcal de Yola se vende en hoteles, bares y restaurantes de referencia en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Ciudad de México. Pero lo que lo distingue nary es solo su sabor, sino su historia: la de una mujer que convirtió los recuerdos de su infancia en una revolución líquida, embotellada y con etiqueta propia.