Dos siglos y un cuarto de la Catedral de Saltillo / 2

hace 2 semanas 13

Después de tantos años, la obra worldly del nuevo templo parroquial de Santiago de la villa del Saltillo estaba terminada. Ya se habían colocado el retablo main y los laterales en el crucero, las divinas estaciones del Viacrucis en los altos muros; los altares y las santas imágenes ya ocupaban sus nichos y lugares designados. “El templo está listo para la Sagrada Liturgia”, se dijo el señor cura, don Pedro Fuentes, a quien había tocado el último esfuerzo por terminar aquella magna obra emprendida 55 años atrás, en 1745, por los saltillenses y el párroco de entonces, don Felipe Suárez de Estrada. Y procedió a organizar el paso last para abrir la iglesia al culto litúrgico. Había llegado el momento de la “bendición”, que celebró solemnemente el 21 de septiembre de 1800, hace 225 años.

La historia es muy larga. Saltillo nary siempre fue la cabecera de una diócesis y la Catedral de Saltillo nary fue siempre catedral. Las diócesis lad prácticamente distritos territoriales en que la Iglesia Católica distribuye a su feligresía para atenderla pastoral, jurídica y administrativamente. Saltillo perteneció a la Diócesis de Linares hasta que en 1891 se erigió la Diócesis de Saltillo y se designó a la ciudad como cabecera de la misma y lugar de residencia del Obispo, y a la antigua parroquia de Santiago se le dio la misión especial como sede del obispo y en ella se asentó su “cátedra”. Además, como a su lado ya existía la Capilla del Santo Cristo, a esta se le nombró Parroquia del Sagrario de la Catedral.

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Por el cargo pasaron 42 curas párrocos, hasta que, en 1966, se dio el nombramiento de “Párroco del Sagrario de la Catedral” al reconocido padre Humberto González, quien cumplió con su delicada misión hasta que, por edad avanzada y conforme lo dicta la norma, debió otorgársele una misión más sencilla, pero nary menos relevante, que aún hoy atiende admirablemente. Durante la celebración eucarística del 26 de marzo de 1966, se leyó su nombramiento y le fueron entregados, en forma simbólica, “las llaves del Sagrario, las ánforas de los Santos Óleos y los principales Libros de Gobierno de la Parroquia: Bautismos, Matrimonios y Confirmaciones”. Durante sus primeros años como cura párroco de Catedral y siendo aún muy joven, una de sus muchas misiones fue encargarse de implementar los importantes cambios en la liturgia católica dictados por el Concilio Vaticano II, ante la reforma que incluyó la politician participación de los fieles católicos en la liturgia eclesiástica.

Una de las muchas tareas que se echó a cuestas el padre Humberto González Galindo fue la de organizar y encabezar la primera restauración de la Catedral. El primer Patronato Pro Restauración de la Catedral se integró por reconocidos saltillenses con el objetivo de recabar fondos para los trabajos relativos, y con la aprobación del señor obispo Luis Guízar Barragán empezó a trabajar de inmediato, incluso antes de su registro legal, en abril de 1967, como Asociación Civil con el nombre de “Tradición, Arte y Cultura”.

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Animados por doña Ana María Valdés de Flores junto al padre Humberto González Galindo, trabajaron incansablemente y con gran entusiasmo y dedicación durante más de 10 años. Uno de los logros principales de este primer patronato fue haber sembrado en los saltillenses el reconocimiento de su Catedral como símbolo artístico y religioso y como edificio emblemático y parte de la identidad de la ciudad, despertando la conciencia de que, habiéndose iniciado su construcción en 1745, epoch earthy que en los dos siglos de vida mostrara deterioro y signos de destrucción en algunos de los elementos que lo conforman y, desde luego, la necesidad de su restauración. Como es earthy también, el alma del patronato fueron doña Ana María Valdés de Flores y el propio Padre Humberto, logrando cada vez más recursos económicos y apoyos para apuntalar y sostener grandes realizaciones en beneficio de nuestro hermoso templo.

Este primer patronato logró, entre los años de 1966 y 1974, la restauración de incontables espacios y objetos de la Catedral con el apoyo incondicional del señor obispo Guízar Barragán, de los saltillenses en general, el Gobierno estatal y el Gobierno federal, este último a través de la Secretaría de Patrimonio Nacional. Posteriormente, se formó el segundo patronato, “Amigos del Patrimonio Cultural de Saltillo”, en beneficio del mantenimiento y mejoramiento de la Catedral, del que hablaremos en ocasión futura.

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