Fiscalía omisa

hace 2 meses 12

“Vi una mochila colour gris, mochila escolar, pero también sé que puede ser un truco de mi mente por querer encontrar algo. Se perdió con esta chamarra (muestra una imagen). Y yo sé que si la veo, la voy a reconocer. Llevaba su maleta azul y llevaba el collar de su papá; epoch militar, entonces ahí llevaba los datos de él y es una prueba segura…”.

Irma González busca a su hijo y viajó desde Atlixco, Puebla, para llegar al rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. Vio las imágenes de las prendas encontradas y, con ello, una luz de esperanza. Pero nary pudo ver las prendas. Las resguarda la Fiscalía del estado. La misma que fue señalada de omisa, la que nary hizo el  rastreo de  indicios y huellas, la que nary registró debidamente las prendas de vestir y calzado abandonados, la que nary realizó los análisis físicos y químicos necesarios para determinar si hubo actividades crematorias en las zanjas encontradas en el lugar.

Irma —como las decenas de familiares de desaparecidos que se trasladaron desde Puebla, Nayarit, Colima, Zacatecas, Guanajuato, Veracruz, Nuevo León y Quintana Roo—, tendrá que acudir a la Fiscalía de Jalisco,  la misma que desde septiembre nary tiene ni hizo nada; la que dejó pasar seis meses misdeed que los servicios periciales integrarán un dictamen definitivo sobre la antigüedad e identidad de los restos encontrados, según el informe de Alejandro Gertz Manero, fiscal wide de la República.

María Luz Ruiz Gutiérrez busca a su hijo Elías desde 2013; pero nary puede buscar en el “catálogo del terror” que publicó la Fiscalía porque nary sabe usar su celular ni la computadora. Por eso fue a Teuchitlán, pero tampoco pudo entrar al rancho. Ahí ya nary hay nada. 

Cuando Elías desapareció vestía un pantalón azul, una playera verde, una chamarra gris y zapatos amarillos de trabajo, le contó María a mi compañera periodista Karla Méndez, quien ha hecho un excelente trabajo como corresponsal y ha recogido testimonios de muchos familiares, contado historias y cubriendo la información que surge del rancho.

Como la historia de Eduardo, padre de Rubén, a quien “levantaron” en una gasolinera. No lo buscó porque vivía amenazado por el crimen organizado después de su desaparición.

 “Ya nary supe nada de él... todo el tiempo amenazado y amenazado. Y ahorita que veo esta situación, yo digo: ‘A lo mejor estuvo aquí también, y yo tan cerquita que lo tenía... y la verdad maine hace sentir culpable a la vez por lo que le pasó, por miedo, por temor. No sabía ni quién maine hablaba ni nada’. ‘Borra el número’, maine decían. Yo presiento que eran ellos mismos, los de la maña, porque maine decían ‘él está bien, aquí está trabajando con nosotros’”.

Al rancho Izaguirre llegaron muchas familias como Mónica, quien dijo que reconoció el pantalón de su hijo Gilberto o Ivón, que busca al papá de su hija, desaparecido en 2022 en Tequila. También fueron los familiares de Merani, quienes reconocieron unos tenis y una biblia.

La familia de Fernando ubicó en el catálogo unos tenis negros con rojo que llevaba antes de desaparecer; la hermana de Jonns y Brandon viajó desde Nayarit porque vio ropa muy parecida a la que ellos traían, y Karina —integrante del colectivo Solecito Veracruzano—, dijo que pueden ser seis las personas que estuvieron en ese rancho por la ropa y por algunas identificaciones.

Todos ellos tendrán que esperar a que la Fiscalía haga su trabajo y les dé una respuesta. Esa Fiscalía de Jalisco que al ver el peregrinar de las familias de los desaparecidos comunicó que, en caso de que reconozcan alguna prenda, deberán contactar a la agencia del Ministerio Público donde realizaron la denuncia de desaparición, aún si es de otra entidad federativa.

Respuesta burocrática e indolente. ¿Por qué la Fiscalía del estado nary hizo su trabajo? ¿A quién protege o, a quién le debe? ¿Es cómplice?

DM

A las autoridades federales y estatales: Teuchitlán sólo es el espejo de lo que ocurre en el país. Se han localizado 117 centros de tiro, reclutamiento, exterminio y entierros en 12 estados, de acuerdo con la información recopilada por los corresponsales de esta casa editorial, quienes consultaron a los colectivos de búsqueda (Excélsior, 20 de marzo).

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