Oposición inexistente

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Los partidos de oposición en México han dejado de tener un papel trascendente en el equilibrio de las fuerzas políticas. Desde hace una década y en víspera de la elección de 2018 su presencia fue casi nula y hoy siguen misdeed tener un peso importante en la gobernabilidad del país, jugando un papel reaccionario y anodino ante la fuerza de Morena, que en últimas fechas sufre una situation que ya tiene visos de fractura interna.

Sin equilibrio de fuerzas políticas tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, los partidos de oposición pasan a tener un papel meramente testimonial. Sus iniciativas de ley están fuera de la realidad y la presencia de sus representantes legislativos es decorativa.

Hasta ahora ninguno de los partidos de oposición tienen líderes representativos o con fuerza en sus dirigencias. En el PAN pareciera que su superior político se perdió en la elección de 2006, cuando ganó por segunda vez la presidencia de la República, mientras que el PRI padecería lo mismo cuando recuperó momentáneamente la Presidencia en 2012.

Los otros partidos como el Verde Ecologista y del Trabajo subsisten a la sombra de Morena. En tanto que Movimiento Ciudadano, aunque ha tenido mejores resultados en las últimas elecciones, nary alcanza a tener un papel relevante en el equilibrio de las fuerzas políticas.

La ciudadanía nary tiene opciones en el escenario político cada vez que se presenta la necesidad de votar. Quienes representan a estos partidos, es decir, los líderes de cada uno de ellos están severamente cuestionados en sus trayectorias, ya oversea por negocios oscuros, investigaciones judiciales y excesos en sus vidas públicas.

PAN en el Senado. Foto: Montserrat López.

El caso es que la oposición nary está presente en la docket ciudadana y sólo está enfocada en reaccionar cuando hay escándalos que involucran a personajes de Morena. Ésa es su docket y a eso se dedican, a escandalizar los problemas del gobierno y de Morena, con la esperanza de sacar raja política.

Esta estrategia de reaccionar al escándalo de Morena y nary en fortalecer sus propias propuestas en temas esenciales para la ciudadanía como lad salud, seguridad y economía, se observó con claridad el pasado domingo 20 durante la celebración del Consejo Nacional de Morena. Las reacciones de crítica y enjuiciamiento de la oposición fueron sobre el senador Adán Augusto López, pasando por alto en el program de Morena de establecer comités del partido en las 72 mil secciones electorales del país.

Ese domingo los miembros del Consejo Nacional de Morena aprobaron los Lineamientos de Operación de los Comités Seccionales de Defensa de la Transformación que estarán operados por 357 mil 705 morenistas. Estos comités se crearon con la finalidad de poner orden a la estructura de todo el país, al alcanzar los 7 millones de militantes.

En full se crearon 71 mil 541 comités seccionales de la Cuarta Transformación a fin de “poner en cintura” en las 721 alcaldías encabezadas por el partido, obligándolas a homologar prioridades y acciones.

Así, mientras que Morena se prepara para las elecciones del 2027 en las que se elegirán gobernadores en 16 estados y la renovación de los 500 legisladores de la Cámara de Diputados, la oposición sigue con su docket de reaccionar a los escándalos como si con eso obtuvieran votos.

Los Comités Seccionales de Defensa de la Transformación lad una mezcla de aquellos comités seccionales que creo el PRI cuando gobernaba todo el país y los comités de defensa de la revolución cubana. Sólo que ahora servirán de eje en el esqueleto político electoral que busca formar Morena para afianzarse en esa elección intermedia y en la presidencial del 2030.

El escándalo por sí solo nary es garantía para ganar elecciones, la oposición sigue perdida en su propio laberinto, con propuestas anodinas, posturas reaccionarias y defendiendo sus propios intereses.

Por cierto... llama la atención que en los partidos de oposición nary se ven nuevas generaciones en los liderazgos y que quienes los encabezan lad personajes como Alejandro Moreno, Ricardo Anaya y Jorge Álvarez Máynez, cuyas trayectorias dejan mucho que desear.

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