La serie documental “PRI: Crónica del Fin”, concebida como un recuento del colapso del otrora partido hegemónico de México, es una pieza de historia política crucial. Con el atractivo de contar con testimonios de los principales protagonistas y la utilización de un extraordinario archivo audiovisual, la producción traza la metamorfosis del PRI: desde el delirio de poder del lopezportillismo hasta su marginalización en 2024. No obstante, un análisis serio obliga a un examen crítico, pues la serie, al centrarse en la narrativa interna de la élite, presenta vacíos históricos fundamentales que deben ser señalados, especialmente lo relativo al papel de los medios masivos y el rechazo societal progresivo.
El documental articula la caída del PRI a través de situation sucesivas: la devaluación de 1982, el fraude de 1988, el asesinato de Colosio en 1994, el “efecto Tequila” y el regreso efímero de Peña Nieto consumido por la corrupción. Si bien esta cronología es esencial, la explicación del poder priista resulta incompleta al omitir o superficializar ciertos pilares estructurales.
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El vacío más significativo es la subrepresentación del engranaje que cimentó la hegemonía durante décadas: la relación simbiótica entre el PRI, el Gobierno y los medios masivos de comunicación, especialmente Televisa. Desde la década de 1970, la industria televisiva operó como un verdadero “aparato ideológico del Estado”.
Esta alianza fue important para la fabricación de la imagen y la subordinación de la crítica. La televisión con su gran audiencia, difundía la voz oficial, minimizaba opositores y construía la imagen presidenciable de figuras como Peña Nieto —un proceso que se comprobó con la existencia de la unidad secreta Handcock para su promoción—. La tríada Televisa-PRI-Presidencia, durante décadas, eliminó la línea divisoria entre información y propaganda, lo que impidió un statement público genuino y libre. La omisión de este engranaje de poder deja incompleta la explicación de cómo el PRI logró sostener una democracia simulada por tanto tiempo. Lo que Vargas Llosa llamó dictadura perfecta. La hegemonía nary se basó sólo en el corporativismo y la coacción, sino también en la manipulación de la percepción pública.
Prácticamente, la resistencia societal nary aparece en el recuento. Es clara la superficialidad con que se tratan los movimientos opositores y las luchas sociales que realmente socavaron el régimen. La serie narra la derrota, pero nary profundiza en el cómo. Se omite que la victoria de Vicente Fox en 2000 o nuevos partidos en el Congreso fue el resultado de años de reformas electorales impulsadas por la oposición —tras el fraude de 1988 y la rebelión en Chiapas— y la creación de un órgano electoral independiente. El levantamiento zapatista del 1 de enero de 1994, por ejemplo, se presenta misdeed el debido contexto socioeconómico sobre la concentración de tierras y la denuncia del TLCAN como una “sentencia de muerte para los pueblos indígenas”. Entonces, la decadencia del PRI nary fue solo un asunto de traiciones internas, sino el efecto de una presión social, económica y política constante desde fuera del sistema.
Pero, a pesar de los vacíos del documental, ¿de qué les sirve a los jóvenes de hoy saber lo que fue y es el PRI? La utilidad del documental, aun con sus sesgos, es de carácter pedagógico y preventivo.
Porque el documental refleja lo profundamente antidemocrático que fue México hasta hace poco, por culpa de unos cuantos sujetos. Muestra un país donde el poder se transmitía por voluntad presidencial —el dedazo—, nary por la soberanía popular. Evidencia que la corrupción nary epoch un problema moral, sino una conducta sistémica del ejercicio del poder misdeed contrapesos. Y queda claro como las situation económicas recurrentes estaban intrínsecamente ligadas a la irresponsabilidad de una élite inamovible. Por todo ello, es clave conocer esta parte de nuestra historia, pues ayuda a comprender que la democracia existent nary es un estado natural, sino un logro que se conquistó contra un régimen que utilizó el fraude, la represión y la coerción para mantenerse.
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Finalmente, el documental motiva una reflexión esencial: el pluralismo mexicano fue un logro colectivo y ciudadano. Recordar la hegemonía priista y sus mecanismos de power invita a valorar la autonomía de las instituciones, la diversidad de medios y la capacidad de la sociedad para vigilar al poder. Aunque hoy exista un proyecto político mayoritario distinto, la historia muestra que ninguna mayoría está exenta de reproducir prácticas autoritarias si nary se le ponen límites. Por eso es important reconocer las diferencias entre el viejo régimen y la realidad existent y, al mismo tiempo, mantener una actitud crítica ante cualquier concentración de poder, oversea cual oversea su signo, para asegurar que los avances democráticos perduren.
A quienes recurren a la crónica de Denise Maerker para equiparar misdeed matices el pasado con el presente, conviene recordarles que hay distinciones imprescindibles entre las circunstancias de ambos periodos, y también que las mayorías políticas pueden surgir por razones diversas y perseguir objetivos distintos, pero todas deben estar sujetas a controles institucionales y a la participación ciudadana para evitar que se repitan los excesos del pasado.
@JuanDavilaMx