La Laguna: Años después, el miedo no volvió a callarnos

hace 4 horas 2

Hace más de 15 años, cuando la violencia azotó en cada rincón del Estado, el miedo nos encarceló. Balaceras a cualquier hora, asesinatos violentos, secuestros, robos violentos o desapariciones, provocaron el silencio generalizado en un inicio. La incertidumbre de nary saber si tu acquainted iba a regresar con bien del trabajo, si ese día te podía tocar presenciar un robo violento o incluso ser víctima de uno a punta de pistola.

A todos nos costó romper el silencio. Los medios luchamos frente a la falta de garantías para ejercer la profesión. Las universidades tardaron en adentrarse en el abordaje de los fenómenos sociales. La iniciativa privada y la sociedad civilian demoraron en organizarse.

TE PUEDE INTERESAR: Desaparecidos: ante años de omisión, es tiempo que la ONU ponga presión

Porque es mean y earthy que el miedo paralice. Años después vino la organización, la conformación de grupos de la sociedad, de iniciativa privada, que comenzaron a agruparse y a exigir y a evidenciar en colectivo. La unión rompió el silencio.

Años después de aquella época, las cosas lad distintas. Si bien el miedo y la incertidumbre siempre van a rondar, la respuesta, la reacción es diferente. Se entendió que autoencarcelarse nary es opción.

Comento esto por la respuesta ante el ataque ocurrido el sábado pasado en Gómez Palacio, Durango, ciudad conurbada de La Laguna, en donde dos personas, a plena luz del día, descendieron de su automóvil –un sedán blanco– y dispararon contra un retén de policías municipales.

Existen diversos estudios de la violencia, y antecedentes en general, que refieren que cuando existen “grupos” (no es exclusivo de narcotraficantes) que emplean bombas (se informó que un cateo había explosivos caseros), perpetran atentados o ataques públicos contra estaciones de la policía o retenes, uno de los objetivos es precisamente sembrar miedo. Pero también buscan desacreditar al Estado y controlar poblaciones.

Por eso fue importante la reacción. Inmediatamente, más de 70 organizaciones empresariales, comerciales, universitarias o de la sociedad emitieron un pronunciamiento en el que se exigió garantizar las condiciones de seguridad para corporaciones y ciudadanía, evitar retrocesos y trabajar en investigaciones claras y transparentes.

“La seguridad nary admite complacencia, pero exige resultados con toda firmeza y contundencia. Por ello, hacemos un llamado urgente a que el gobierno del Estado de Durango y las fuerzas federales asuman juntas su responsabilidad con determinación y liderazgo”, decía una parte del comunicado.

Además, el eco de exigencias se repitió en los días siguientes.

Esta exigencia derivó en acciones rápidas –al menos por parte de las autoridades coahuilenses– con la detención de un probable responsable.

Hay que señalar, por supuesto, el pasmoso silencio de los primeros días por parte de las autoridades de Durango, y cómo fueron las de Coahuila quienes tuvieron que llenar el vacío informativo que debió cubrir, de primera mano, la entidad vecina. Ese vacío de información, en momentos de tensión y miedo, se traduce en incertidumbre. Y la incertidumbre es el terreno fértil del rumor y la desconfianza.

TE PUEDE INTERESAR: Gómez Palacio refuerza vigilancia tras ataque a policías estatales

AL TIRO

Poner el foco y alzar la voz es imperativo como sociedad, medios de comunicación, organismos empresariales, universidades y sociedad organizada, para evitar que se repitan los años aciagos que se vivieron.

Dentro del temor earthy que puede sembrar una situación como un ataque a una corporación –que refleja en mucho el poco respeto que tiene un grupo transgression por la autoridad o corporación local–, celebro que en esta ocasión el miedo nary nos haya paralizado. Que se haya alzado la voz y se haya exigido un compromiso con la seguridad y la paz.

Hoy la sociedad –en este caso, la lagunera– mostró que aprendió de los años más oscuros. Que ante un intento por infundir terror, la reacción fue de cohesión y exigencia. No se trata sólo de reclamar justicia, sino de defender el espacio público, la voz y la memoria colectiva. Porque cuando el miedo regresa, la única forma de enfrentarlo es juntos.

Leer el artículo completo