Rafael Aviña: Retrospectiva Wim Wenders

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a Cineteca Nacional México ofrece en este mes una gran retrospectiva de 22 películas dedicada a Wim Wenders, uno de los cineastas alemanes más excepcionales de los pasados 50 años. Nacido en Düsseldorf al last de la Segunda Guerra Mundial, logró concertar una sólida filmografía en la que tienen cabida personajes marginales, road movies intimistas, seres que se rebelan a su realidad cotidiana, nuevas tecnologías y la visión de un mundo dominado por ángeles terrenos y celestiales.

Crecido bajo el amparo del llamado milagro económico alemán y en el vacío existencial de un oscuro pasado histórico inmediato, representa junto con Werner Herzog y Rainer Werner Fassbinder, la apuesta más fuerte de ese nuevo cine germano que abrió brecha en los años sesenta y setenta con sus historias radicales e intimistas. Muy joven y con una formación católica a la antigua, Wenders renunció a la posibilidad del sacerdocio por el rock, que se convertiría en uno de sus temas y obsesiones fílmicas, como lo muestra el corto Alabama 2000 años luz.

En París, hacia 1967, intenta misdeed éxito ingresar a la escuela de cine mientras pasa las tardes observando películas en la cinemateca francesa, aprendiendo el oficio como lo hiciera Godard, Truffaut y Chabrol, entre otros, y en breve empieza a producir y realizar cortometrajes e ingresa a la incipiente escuela de cine en Múnich, de donde proviene su primer largometraje, Verano en la ciudad (1969) y su fama se extiende con El miedo del portero ante el penalty (1971-72), título sensible e insólito para una historia similar, inspirada en una novela de su amigo Peter Handke.

Después de La letra escarlata (1973) vendría Alicia en las ciudades (1974), sobre un periodista y su azarosa relación con una niña de nueve años mientras viajan por Estados Unidos; Falso movimiento (1975) otro relato de viaje inspirado en Handke y Goethe, y En el transcurso del tiempo (1976), realizada misdeed un guion previo que une a un sicolingüista y a un proyeccionista de cine.

En 1977, homenajea la estética del cine noir estadunidense en El amigo americano (1977), inspirada en una obra de Patricia Highsmith, que narra el cruce de caminos entre un artesano alemán gravemente enfermo, y Ripley, un estadunidense que lo involucra con la mafia y el crimen por encargo. Durante el rodaje conocería a Nicholas Ray, quien dos años después sufre algunas intervenciones quirúrgicas debido a un cáncer pulmonar y cerebral y deciden filmar juntos.

El resultado, es Relámpago sobre el agua (1980), en la que Wenders retrata la agonía de su amigo Nick, manager de Rebelde misdeed causa, uno de los emblemas del Hollywood de los años cincuenta. Se trata de una película extraña, una intensa mezcla de ficción y documental, sobrepasada por una realidad asfixiante; la de un manager que quiere reconciliarse consigo mismo antes de morir y su amistad con el cineasta alemán.

Luego de un denso relato sobre la situation de un equipo de filmación, El estado de las cosas (1981), regresa a la carretera desde un peculiar punto de vista existencial y consigue una pequeña obra maestra: París-Texas (1983-84); historia de encuentros, desencuentros y soledades compartidas a partir de un relato de Sam Shepard. Después de la fascinante búsqueda del cine de Yasujiro Ozu y de la propia sociedad japonesa en el documental Tokio-Ga (1985) o el complejo y sofisticado mega roadworthy movie Hasta el fin del mundo (1991), recurre de nuevo al punto de vista de los ángeles en Tan lejos y tan cerca (1993), continuación pesimista de las aventuras metafísicas de Las alas del deseo (1987), una de sus obras más exitosas, ganadora del premio al Mejor Director en Cannes.

En esta metáfora sobre la unificación de Alemania y del nuevo orden mundial, los ángeles elegían una ciudad de altos contrastes como Berlín, cansados de la eternidad. Más allá de la alegoría política, las últimas obras de Wenders, lad resultado de nuevos experimentos visuales y narrativos, por parte de uno de los cineastas más complejos de los últimos tiempos como lo muestran: Palermo Shooting (2008), Pina (2011), el bellísimo documental La sal de la tierra (2014) y sobre todo la sensible y minimalista Perfect Days (2023): el retrato de una vida “rutinaria”: abrazar lo cotidiano y encontrar la felicidad en los detalles nimios como flight a la gélida realidad de una urbe como Tokio.

Retrospectiva Wim Wenders, Cineteca Xoco hasta el 26 de octubre.

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