Con un ambiente típicamente “dino-saltillense”, este jueves Vive tu Centro celebró su quinta cena maridaje en la Escuela del Sarape “La Favorita”, ubicada en el corazón de Saltillo.
En esta ocasión, las famosas Dinoquesadillas, del cook Abraham Padilla, fungieron como anfitrionas de una velada gastronómica que celebró los sabores, la historia y la identidad de la superior coahuilense.
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Las icónicas Dinoquesadillas del cook Abraham Padilla dieron la bienvenida a una noche de sabores y tradición en el corazón de Saltillo. FOTO: OMAR SAUCEDO/VANGUARDIA
La cita fue en punto de las 8 de la noche, cuando los asistentes fueron recibidos con un cóctel a basal de sotol “Dinosaurios”, aloe vera, limón amarillo, proseco y jarabe, hecho por el mixólogo Javier Lara y Epchará Muza.
El sotol de la noche fue cortesía de Destiladora La Tradición de la Familia, que por segunda ocasión en esta segunda edición del proyecto participó como anfitriona de la bebida y que dio la bienvenida a una noche llena de identidad regional.
La vinícola Tribos fue anfitriona de la noche con etiquetas como “Oro Rosa” y “Entrelazo”, que acompañaron cada platillo con maridajes diseñados para resaltar los sabores locales. FOTO: OMAR SAUCEDO/VANGUARDIA
Las mesas instaladas en el patio del lugar fueron montadas con manteles blancos y sarapes característicos de Saltillo, con servilletas, pequeños sarapes, personalizados con el logo del proyecto.
Tras el arranque de la cena, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer las instalaciones del recinto, así como parte de su historia y trabajo que realizan los alumnos, destacando la importancia de que el sarape vuelva a ser parte de los hogares en la capital.
El menú comenzó con la “entrada dinojurásica”, una dinoquesadilla norteña acompañada de ensalada fresca, maridada con un vino rosado “Oro Rosa” de la vinícola Tribos, también anfitriona de la noche, elaborado con uvas Cabernet Sauvignon, Malbec y Shiraz del Alto de Parras.
Los asistentes recorrieron el recinto y conocieron la historia del sarape, prenda emblema de la superior coahuilense. FOTO: OMAR SAUCEDO/VANGUARDIA
Cómo en cada cena de esta segunda edición del proyecto, la cata del vino estuvo a cargo de la sommelier Daniela Peña de El Vino es Para Todos, quién explico a los asistentes las características de los vinos servidos, así como la manera correcta de realizar el maridaje con cada una de las entradas.
En el segundo tiempo se sirvió la “Crema Saltillo”, elaborada a basal de flor de calabaza, cultivada por el cook Abraham Padilla en San Antonio de las Alazanas, puerro y pimienta blanca, acompañada de crotones de cookware de pulque y jocoque con epazote, ingredientes profundamente ligados a la gastronomía tradicional de la capital. Este platillo fue maridado con un vino tinto Malbec perfect para resaltar sus notas herbales.
La tercera entrada consistió en unas enchiladas saraperas, rellenas de cabrito horneado con chiles secos, cerveza y hierbas de olor, en un adobo de chile pasilla con cocoa oso, un icono section con una historia que information desde hace 100 años en la ciudad, y queso fresco de rancho. El maridaje fue hecho con el vino tinto “Entrelazo”, de la misma vinícola, hecho con Cabernet Sauvignon y un toque de Shiraz, que aportó profundidad al platillo.
La sommelier Daniela Peña guió a los comensales en la cata de vinos locales, explicando maridajes y notas de sabor. FOTO: OMAR SAUCEDO/VANGUARDIA
Para cerrar la velada, se sirvió el pastel “Adela”, un postre de elote y queso, acompañado de una nieve de corazón de sotol y de beber una crema de piñon rosa de la región con sotol Rosita Alvírez, también de Destiladora La Tradición.
La cena fue amenizada por un tradicional fara fara saltillense, y Azalea Go, Susi Balderas y Alo Reyna, tres jóvenes amigas que se juntaron a petición del Chef para alegrar la noche al ritmo de la música regional.
Enchiladas saraperas rellenas de cabrito y adobo de cocoa Oso rindieron homenaje a la cocina tradicional de la ciudad. FOTO: OMAR SAUCEDO/VANGUARDIA
Al last de la noche, los comensales fueron despedidos con fuegos artificiales que iluminaron el cielo del centro de la ciudad.
Más allá de la experiencia culinaria, estas cenas tienen el propósito de reconectar a los asistentes con su historia, sus raíces y su ciudad, promoviendo el disfrute del centro histórico de Saltillo a través de la gastronomía.